lunes, febrero 15, 2016

Tiempo de crisis en Venezuela



La crisis en nuestro país tiene muchas facetas. A todos nos afecta de manera distinta. Los casos más graves son los que lidian día a día con el viacrucis de conseguir medicamentos en esta economía post apocalíptica. Nada angustia más que tener a una persona amada enferma y no poder conseguir el medicamento que lo alivie o que lo mantenga con vida.

No se consigue nada. A veces creo que los de The Walking Dead consiguen más cosas en su mundo de zombis que nosotros en esta Venezuela post Chávez. También veía el otro día que los vehículos de los que aparecen en la película de Mad Max tienen mejores neumáticos que los de mi carro.

La crisis cotidiana nos obliga a improvisar. La foto muestra mi intento infructuoso de hacer una pasta para lavar los platos. No resultó como esperaba. La mezcla pastosa que fabriqué seguía dejando los trastes grasosos o más bien jabonosos. A lo mejor no seguí la receta al pie de la letra.

El venezolano común y corriente está obligado a improvisar en aquello que se puede. Fabricamos jabones, desodorantes con bicarbonato, comemos más vegetales y plátanos que antes, usamos poco el carro para evitar desgastes. Y economizamos al extremo porque la inflación nuestra es la más alta del mundo.

En lo que no se puede, como los medicamentos, o pañales para adultos, o cosas que necesitamos para cuidar a nuestros enfermos, pues recurrimos a amigos o familia en el exterior. Es desesperante, es extremadamente estresante.

El día a día se nos va en procurarnos cosas básicas como papel sanitario, o comida.

Ya estamos hartos y creo que no hay nadie en este país que no quiera que el gobierno haga algo. Y siguen sin hacer nada. Ya creo que lo que les queda es admitir que no pueden. Pero no estoy seguro de que lo hagan.

miércoles, febrero 03, 2016

El mercadito de hoy

El mercadito de hoy, que limitamos a lo más estricto y necesario, sobrepasó con creces la pensión que le pagan a mi mamá como maestra jubilada. El comentario de mi madre después de pagar y llevar las cinco bolsitas al carro fue corto pero contundente: "no había nada que costara menos de 300".

Y es que ese detalle del mercadito es apenas un detalle insignificante de lo increíblemente vuelto leña que está el país. Para que contarles de los atracos e intentos de atracos de los que me enteré esta semana. O de la inmensa cola de gente que vi hoy para comprar comida, siempre que tu cédula de identidad terminara en 4 o 5. O de los apagones eléctricos y un montón de otras cosas.

Hay gente que describe este despelote a su manera. Algunos muy acertadamente como el artículo de hoy en El Universal que escribió Daniel Asuaje. Otros no tan acertadamente pero igual de interesantes como el tipo este que dice que nuestro país "is so fucked".

Así estamos, fucked.