martes, abril 28, 2009
Paranoia porcina
Esta mañana regresaba de Valencia y se me atravesó este camión lleno de puercos que supongo iban camino a ser sacrificados. Se veían gorditos y de los más felices. En el carro iba con mis compañeros del planetario portátil y comentamos un poco sobre la paranoia que hay con esto de la gripe porcina.
Dos comentarios sobre esto. El primero es que me llamó la atención la desinformación de mis compañeros. Uno de ellos incluso pensaba que la gripe porcina se transmitía comiendo carne de cerdo. No es así, la epidemia que hasta ahora parece centrarse en México es ocasionada por un virus de gripe. Si, gripe muy parecida a la de los humanos, solo que esta es más virulenta y ha ocasionado un inusual número de fallecimientos. El segundo comentario es sobre la paranoia. Parece que mucha gente está comprando teorías conspirativas. Ya están circulando correos donde prácticamente alertan a todo el mundo de casos aquí y allá donde hasta sospechan de que el gobierno no nos está diciendo todo.
Yo no lo veo así. La verdad es que confío en los sanitaristas venezolanos. Puede que no seamos los mejores del mundo pero realmente creo que debe haber gente seria que le para a las recomendaciones de la OMS y que está alineada con las medidas que eventualmente habrá que tomar si esto se convierte en una pandemia.
Así que por ahora es solamente paranoia. No obstante creo que si hay que tomar medidas. No de manera histérica creyendo que viene el fin del mundo sino más bien de manera consciente y estudiada. Tenemos que proteger nuestras familias, sobre todo si tenemos niños pequeños o ancianos a cargo. Y las medidas que hay que tomar entiendo que solamente son las usuales que tomamos cuando hay brotes de gripe. Lavarnos las manos, evitar estornudar en público o usar pañuelos, evitar los gentíos y comer sano. Y como decían nuestras abuelas, mucho pero mucho líquido.
Ya nuestro gobierno colocó un número para reportar la gripe. Si Ud. tiene uno de los síntomas (fiebre alta, dolores en el cuerpo, diarrea, nariz mocosa) es obligatorio que llame al 0800-GRIPE-00.
miércoles, abril 22, 2009
Día de La Tierra
Este día es como un día de las madres, todos siempre concluimos en que debiera celebrarse todos los días. El Día de la Tierra de este año llega a este pequeño planeta en una época donde cada vez somos más los que tenemos conciencia de la torta que estamos poniendo. Una torta a nivel planetario.
Hay gente que necesita ver esos documentales catastróficos que pasan en televisión para empezar a pensar un poquito en los cambios que está experimentando todo nuestro medio ambiente terrestre. Hay muchos otros que ya están experimentando de manera terrible los daños que nosotros los civilizados humanos le hemos ocasionado a nuestra Tierra. La gente del antiguo Mar de Aral por ejemplo. Mar casi completamente desaparecido por errores cometidos por nosotros. Errores monumentales. Se perdieron ecosistemas gigantes, se secó un mar completamente, la forma de vida de centenares de miles de personas desapareció quizás para siempre.
Pero el Mar de Aral a nosotros los venezolanos nos suena como muy remoto. Está prácticamente del otro lado del planeta. Igual lo que sucede en el deshielo ártico, o en Groenlandia, o en la Antártida, o en los lagos suecos contaminados por lluvia ácida. Todo como muy lejos. Pero no es así. En mi lapso de vida he presenciado cambios muy importantes en nuestro país. Recuerdo por ejemplo que el lugar donde actualmente está el parador Maitana en la Autopista Regional del Centro era un bosque nublado de árboles muy altos, tal como es actualmente el parque Henri Pittier. Así era ese sitio, hoy lo vemos completamente desprovisto de ese bosque, ya no existe.
Igual pasa en los llanos venezolanos, mucha de su fauna despareció, en muchos lugares sus ríos no tienen la riqueza y diversidad de fauna acuática que lucían hace apenas treinta años. Y los Andes venezolanos ya no se cubren de nieves perpetuas como cuando yo viví en Mérida a finales de los sesenta. Ahora nuestro Pico Bolívar es una roca desnuda que se cubre de escarcha muy de cuando en cuando. Sus glaciares legendarios desaparecieron para siempre producto de un clima cada vez más seco y cálido.
Mi querida Maracay tiene el problema de un Lago de Valencia del que siempre hemos abusado, vertiendo en su cuenca aguas contaminadas, sembrando peces no autóctonos que acabaron con especies locales. Además hemos roto el equilibrio de su hoya hidrográfica y está subiendo de nivel de manera alarmante inundando tierras productivas y destruyendo propiedades. Y ni hablar de los destrozos que causan los incendios forestales en la vertiente sur del Parque Nacional Henri Pittier. Miles de hectáreas del parque han perdido su bosque y por supuesto su frágil ecosistema ha sufrido.
Problemas por doquier. Pero no todo es malo. La dinámica de las comunicaciones, el mundo moderno totalmente conectado ha hecho que cada vez seamos más conscientes. Son miles los grupos ecologistas, por millones quizás se cuentan los soldados de la Tierra, los que aman este planeta nuestro.
Nuestra Tierra después de todo es única. A lo mejor en el futuro descubriremos planetas parecidos llenos de vida extraña. Pero esta Tierra nuestra seguirá siendo fundamental para nuestra supervivencia como especie en nuestra galaxia.
Hay gente que necesita ver esos documentales catastróficos que pasan en televisión para empezar a pensar un poquito en los cambios que está experimentando todo nuestro medio ambiente terrestre. Hay muchos otros que ya están experimentando de manera terrible los daños que nosotros los civilizados humanos le hemos ocasionado a nuestra Tierra. La gente del antiguo Mar de Aral por ejemplo. Mar casi completamente desaparecido por errores cometidos por nosotros. Errores monumentales. Se perdieron ecosistemas gigantes, se secó un mar completamente, la forma de vida de centenares de miles de personas desapareció quizás para siempre.
Pero el Mar de Aral a nosotros los venezolanos nos suena como muy remoto. Está prácticamente del otro lado del planeta. Igual lo que sucede en el deshielo ártico, o en Groenlandia, o en la Antártida, o en los lagos suecos contaminados por lluvia ácida. Todo como muy lejos. Pero no es así. En mi lapso de vida he presenciado cambios muy importantes en nuestro país. Recuerdo por ejemplo que el lugar donde actualmente está el parador Maitana en la Autopista Regional del Centro era un bosque nublado de árboles muy altos, tal como es actualmente el parque Henri Pittier. Así era ese sitio, hoy lo vemos completamente desprovisto de ese bosque, ya no existe.
Igual pasa en los llanos venezolanos, mucha de su fauna despareció, en muchos lugares sus ríos no tienen la riqueza y diversidad de fauna acuática que lucían hace apenas treinta años. Y los Andes venezolanos ya no se cubren de nieves perpetuas como cuando yo viví en Mérida a finales de los sesenta. Ahora nuestro Pico Bolívar es una roca desnuda que se cubre de escarcha muy de cuando en cuando. Sus glaciares legendarios desaparecieron para siempre producto de un clima cada vez más seco y cálido.
Mi querida Maracay tiene el problema de un Lago de Valencia del que siempre hemos abusado, vertiendo en su cuenca aguas contaminadas, sembrando peces no autóctonos que acabaron con especies locales. Además hemos roto el equilibrio de su hoya hidrográfica y está subiendo de nivel de manera alarmante inundando tierras productivas y destruyendo propiedades. Y ni hablar de los destrozos que causan los incendios forestales en la vertiente sur del Parque Nacional Henri Pittier. Miles de hectáreas del parque han perdido su bosque y por supuesto su frágil ecosistema ha sufrido.
Problemas por doquier. Pero no todo es malo. La dinámica de las comunicaciones, el mundo moderno totalmente conectado ha hecho que cada vez seamos más conscientes. Son miles los grupos ecologistas, por millones quizás se cuentan los soldados de la Tierra, los que aman este planeta nuestro.
Nuestra Tierra después de todo es única. A lo mejor en el futuro descubriremos planetas parecidos llenos de vida extraña. Pero esta Tierra nuestra seguirá siendo fundamental para nuestra supervivencia como especie en nuestra galaxia.
sábado, abril 11, 2009
La verdad
Ya hace siete años. Y seguimos con opiniones divididas. No hubo comisión de la verdad gracias a los intereses de los que detentan el poder. ¿Será que nunca sabremos quienes fueron los responsables de los diecinueve muertos de ese día? Hace unos días condenaron a los policías. En un juicio que no convenció sino a los que quieren ver solamente ese pedacito de lo que ocurrió y buscar chivos expiatorios. ¿Responsabilidad de estos señores ante lo que ocurrió? Probablemente, ellos comandaron a los policías armados en una marcha supuestamente pacífica. ¿Ordenaron ellos la masacre? ¿Eran parte de un plan macabro cuyo fin era deponer el gobierno? ¿Tontos útiles? No lo sabemos, eso no se pudo probar aunque les dieron treinta años por justamente creer que eran culpables de eso. Treinta años por creer en su culpabilidad, sin tener la certeza.
Pasa el tiempo y pareciera que no avanzamos. Seguimos divididos. Seguimos con Chávez en el poder y su revolución sin revolucionarios de verdad. Seguimos con pobreza, con el país con la producción destruída. Dependientes del petróleo. Con un sistema de salud pública dependiendo precariamente en médicos cubanos. Con inseguridad, con impunidad ante casi cualquier delito.
La concentración del poder en un solo hombre sigue su camino. Ahora contra todo aquel funcionario legítimamente electo que no esté a favor de este gobierno militarista. La misión parece ser desconocer la voluntad popular. Así les quitan atribuciones y por supuesto ingresos a alcaldías y gobernaciones opositoras. Y les lanzan encima todo el aparato judicial para anularlos políticamente y cansarlos. Que se rindan. Son la piedra en el zapato revolucionario.
Siete años y los muertos siguen sin justicia. Siete años y el escenario pareciera ser el mismo, pero no lo es. La gente pareciera estar cansada de esto. Yo lo estoy desde hace mucho tiempo.
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