Henrique Capriles, candidato presidencial opositor, tendrá
que enfrentarse a un contendor formidable el próximo 7 de Octubre. Y no me
refiero a nuestro super poderoso presidente que domina los más gigantescos
recursos suficientes para aplastar cualquier campaña en su contra y para
completamente dominar el espectro comunicacional de nuestro país. Me refiero a
eso que llamamos “chavismo” y que está ya grabado en la psiquis del venezolano
de a pie.
El venezolano común y corriente, ese que está luchando todos
los días por llevar la comida a la mesa de su casa, vota de acuerdo a lo que le
interesa individualmente, primero, y como colectivo, segundo. Sus intereses
individuales por supuesto dependerán de que haga ese venezolano particular en
nuestra sociedad. De por ejemplo si es un empleado directo o indirecto del
gobierno, si recibe algún beneficio de alguna misión, o de si el CDI o el
Mercal de la esquina es algo que no quisiera perder. Pero sus intereses
colectivos también son importantes. Intereses como la política que tiene el
gobierno actual con respecto al capitalismo yanqui, o las alianzas con países
como Cuba, Rusia o China.
Así que hay dos preguntas fundamentales que se me ocurren
para el candidato Capriles.
La primera es como garantizará que la gente de este país no
perderá beneficios directos como los que obtiene actualmente con las misiones,
con las jubilaciones o empleos dependientes del Estado, o el acceso a la salud,
a empleos o becas y cosas así. La gente tiene la impresión de que este gobierno
si le hace caso a la gente y especialmente a los pobres. Hay infinidad de
programas sociales que lo demuestran. Ayer no más a una amiga ciega le regaló
el gobierno una lavadora y una cocina (las neveras no habían llegado), aparte
de que se encargan de darle computadora, y todos los implementos que necesita
un invidente, de gratis. En un barrio que conozco la junta comunal le instaló a
todo el mundo tanques de agua y bombas resolviendo de una vez por todas el
eterno problema que tenían con el suministro de agua. Eso es lo que ve la gente
y definitivamente no lo va a querer perder. Capriles está siendo identificado
por el chavismo como alguien que pudiera amenazar estos beneficios ya que en la
cuarta república nada de esto parecía existir, puede que si existía, pero esa
es la impresión. Y la impresión es lo que cuenta.
La segunda pregunta a responder es respecto a los intereses
colectivos. Capriles está siendo calificado una y otra vez como un farsante
apoyado por los mismos neoliberales que ocasionaron desastres como el del 27 de
febrero del 88. Según el chavismo oficial si gana Capriles los precios se liberarán,
PDVSA será de nuevo entregada al imperio yanqui y vendrá una nueva ola de
privatizaciones que amenazarán la soberanía de nuestro país. Se cortará la
ayuda a Cuba y seguramente muchas de las inversiones sociales que están
haciendo países como Rusia o Bielorrusia estarán amenazadas. Todo esto es
percibido como malo y como que amenaza nuestra soberanía.
El reto entonces es que Capriles tiene que diseñar una
propuesta que suene genuina. Que no suene ni entreguista, ni neoliberal, ni
falsa. Y para esto es necesario, muy necesario recurrir, en mi opinión, a la
definición ideológica de un gobierno liderado por Capriles. Por supuesto que el
chavismo quiere llevar la discusión al terreno ideológico y confrontar a
Capriles a sabiendas que para resolver muchas distorsiones económicas actuales
Capriles tendrá que aplicar medidas nada populares.
Y la pregunta de las cincuenta mil lochas que se hacen
chavistas e indecisos es… ¿la revolución con Capriles continúa o desaparece?