El cliente nunca tiene la razón

Esta semana mi esposa botó el celular así que ayer hicimos la consabida expedición a Movilnot para comprar un aparato nuevo. La estrategia era sencilla, llegábamos a la oficina, escogíamos el celular que queríamos, le indicábamos al que nos iba a atender que teníamos un descuento grande porque ya nos habían llamado para eso y listo, salíamos de allí con aparato nuevo.

Bueno la cosa no es como en las películas. En primer lugar el descuento no es por cliente, es para el número mío, no es válido para el de mi esposa aunque la línea también esté a mi nombre. ¿Y no se le puede poner al teléfono nuevo el número de mi esposa? No, no se puede, solamente se puede al número suyo. Ah listo, entonces lo ponemos a mi número y después lo cambiamos. ¿Si? Pues no, no se puede sino después de que transcurran siete días.

El asistente de movilnot entonces procede a programar el número de mi esposa en mi aparato y ponerle mi número al teléfono nuevo. Listo, aqui tienen. Oye que bueno (la cara de mi esposa era un poema, salió del negocio con mi teléfono viejo jeje).

- Aquí están sus dos teléfonos, todo listo - nos anunció el vendedor.

- Solo que hay un detalle. No van a poder usarlos hasta mañana porque hay una falla general que impide que los nuevos teléfonos se suscriban al sistema.

Salimos con un teléfono nuevo con el número que no era, uno viejo con el número de mi esposa, mi esposa con cara de frustrada y además, de ñapa, ninguno de los dos teléfonos servía.

A esta hora ya mi número en el teléfono nuevo funciona. El de mi esposa todavía funciona a medias, recibe mensajes de texto pero las llamadas se caen apenas repica el teléfono. Está en la dimensión desconocida de Movilnot.