martes, abril 21, 2015

La economía venezolana en estos tiempos


En el aragüeño pueblo de Mariara a un tipo se le ocurrió montar una granja de cría de avestruces hace ya unos años. Hace poco pasé por allí y, a modo de paseo, se me ocurrió entrar a dicha granja a curiosear.

El sitio en cuestión debe tener unas diez hectáreas y aloja unos catorce corrales donde crían a las avestruces en tríadas. También tiene establos para polluelos de avestruz y para otros animales de granja. No conté cuantas avestruces habían pero estimo que deben ser como sesenta. La curiosidad le cuesta a uno Bs 50 por persona y aparte de eso hay una especie de choza de palma que se está cayendo donde uno puede comprar comida para darle a las avestruces en bolsitas de Bs 20 y refrescos y algunas golosinas también. Las avestruces lucen saludables y, aunque no lo parezca, puede que hasta resulte un negocio rentable eso de tener esos animalones criados para carne. Pero el sitio en general parece orientado a ser solamente un parador turístico barato. Un sitio para pasar el rato y para que los niños puedan corretear por el lugar, darle comida a las avestruces y tal vez hasta dar un paseo a caballo. Nada del otro mundo la verdad pero ilustra lo apocado de nuestra economía en estos tiempos. Y lo digo porque tengo la impresión de que en otras latitudes una instalación de esta naturaleza sería todo un super negocio y hasta tuviera carnicería y venta de souvenirs, algo así.

La economía en nuestro país en estos tiempos, sobre todo en el interior del país, tiene un cariz de negocios de supervivencia. Mucha buhonería e informalidad, de hecho este negocio de turismo de avestruces es completamente informal, y mucha improvisación y trabajo con pocos recursos en un mercado muy restringido. Con una moneda nada estable y sin acceso a divisas es bien complicado diseñar cualquier negocio. Incluso un negocio de avestruces que parece haber migrado a vender entradas y refrescos para poder completar la nómina.

Me fui del lugar sin haber conversado con el que parecía ser el dueño o al menos el encargado. Estaba muy entretenido contando los billetes de la venta del día mientras vigilaba la nevera de los refrescos. Hubiera querido preguntarle si hay mercado para sus avestruces o simplemente que me dijera como le va. Su respuesta me la imagino como un "no está fácil, ¿no me ve vendiendo frescos?".

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