
Una lectora quedó algo decepcionada de que no hablara de Neruda en el post anterior. Para complacerla aqui va un recuerdo mío.
En el invierno austral de 1987 tuve la oportunidad de trabajar en una compañía papelera al sur de Chile. Esta fábrica queda en un pueblo pequeño a las orillas del río Bío Bío. El trabajo era bastante intenso pero los fines de semana tenía algo de tiempo para explorar los alrededores. Una vez, recuerdo, en pleno invierno, fuí a recorrer la zona costera que queda al sur de Concepción. Esta zona, como creo que es casi toda la costa chilena, es famosa por sus mariscos. De verdad que para un caribeño los mariscos chilenos son algo excepcional, comparado con lo que acostumbraba ver por estos mares calientes del trópico. A lo mejor el frío hace que esos animalitos crezcan más. El caso es que recorriendo la costa llegué a una ciudad pequeña llamada Lota. En esta ciudad hay minas de carbón y el paisaje confunde la minería, con los pinos y los trenes. Fuí a una mina de carbón y a un hermoso parque. El mar allí es hermoso y en invierno cobra un gris extraño como nunca había visto. Pinos a la orilla del mar, muy hermoso. Estando en Lota recordé el orégano y el laurel de Neruda y el soneto XXXI. Cómo no se iba a inspirar Neruda en esta tierra maravillosa de altas montañas nevadas, un mar ceniciento de hermosura de embrujo y una gente que hizo que nunca me sintiera fuera de mi país.
Con laureles del Sur y orégano de Lota
te corono, pequeña monarca de mis huesos,
y no puede faltarte esa corona
que elabora la tierra con bálsamo y follaje.
Eres, como el que te ama, de las provincias verdes:
de allá trajimos barro que nos corre en la sangre,
en la ciudad andamos, como tantos, perdidos,
temerosos de que cierren el mercado.
Bienamada, tu sombra tiene olor a ciruela,
tus ojos escondieron en el Sur sus raíces,
tu corazón es una paloma de alcancía,
tu cuerpo es liso como las piedras en el agua,
tus besos son racimos con rocío,
y yo a tu lado vivo con la tierra.