La carta de Ingrid

Mi día a día transcurre lejos de las selvas colombianas. En una cómoda y pequeña ciudad del interior de Venezuela donde vivo con mi esposa, mis hijos, en mi casa, con mis libros y donde sueño con todos por un país mejor para todos. Tan distinto a lo que ha estado viviendo Ingrid todos estos años de cautiverio. Tan distinto a lo que han estado viviendo muchos más por muchos más años.

Anoche miraba en silencio su rostro en ese corto vídeo que mostraba el noticiero. Su rostro delgado, su tristeza. Hoy leo su carta y lo que hago es tratar de imaginar que es lo que pasa por la mente de los que la tienen cautiva. Que crimen puede haber hecho esa mujer para merecer eso. Ni siquiera se si eso es humanidad o inhumanidad. No puedo ni siquiera entender como es que solamente pidieron de ella una "prueba de vida" en lugar de su inmediata libertad.

La política es algo complejo. Las guerras lo son. Pero la lucha contra las injusticias no puede venir acompañada de más injusticias, de más muerte, de más tristeza. Y lo digo para todas las partes involucradas.

Yo desde mi casa, con mi familia a mi lado, pido a todos los involucrados que liberen a Ingrid y todos los demás secuestrados injustamente. Debe haber alguna fórmula para ello. Alguna fórmula que represente ganancia para todos, y sobre todo, justicia para todos. Sinceramente espero que Uribe y Chávez recapaciten y vuelvan al diálogo.