miércoles, marzo 19, 2008

Sir Arthur C. Clarke



Estaba anoche en un cumpleaños cuando me llegó el mensaje al teléfono. Sir Arthur C. Clarke había muerto temprano en la madrugada en su casa en Sri Lanka. Sir Arthur había cumplido ya los noventa y a esa edad creo que uno vive ya confiado en que cualquier día puede ser el último. Aunque no creo que un espíritu aventurero y soñador como el de Sir Arthur se haya sentido abrumado por ese sentimiento. Creo más bien que se fue con la convicción de que su vida fue fructífera y estimada por todos.

Sir Arthur C. Clarke estuvo presente en mi afición a la ciencia ficción durante al menos las pasadas tres décadas. Ví el 2001 de Kubrick y eso me forzó a leer su novela. Y luego muchos otros escritos todos donde hacía gala de su infinita confianza en el ser humano o donde nos echaba en cara nuestra también infinita estupidez.

Dos imágenes de Sir Arthur me vienen. La primera cuando lo ví en algún documental donde lo entrevistaban al lado de un telescopio Celestron, igual al que tengo, pero más grandote. Me alegraba saber que él tenía uno igual al mío.

Otra imagen un poco más reciente. A fines del año pasado Sir Arthur envió un mensaje a los científicos que exploran el planeta Saturno y sus lunas con el navío Cassini. La nave iba a pasar muy cerca de la luna Iapetus y esto, para los que leyeron 2001, es muy importante ya que es la luna del enigma de la novela, la luna del monolito.

Solo espero que se cumplan sus tres últimos deseos.

4 comentarios:

K-2 dijo...

Recuerdo una historia de esas que Asimov metían en las recopilaciones de las historias ganadoras de los premios Hugo: él decía que cuando conoció Clarke le sorprendió encontrar una persona tan agradable y con una cultura y educación al mismo nivel que la suya, y que además escribiera libros tan buenos como los suyos (Asimov era muchas cosas, menos modesto). Entonces, la única cosa que veía que él tenía y que Clarke carecía era cabello: Asimov tenía largos rizos que de no ser por su esposa, le llegarían al hombro, mientras que Clarke era calvo.

Ambos mitos fueron buenos amigos y al parecer no perdían oportunidad de conversar cada vez que se encontraban en alguna convención.

Verga q ladilla dijo...

pos ameen!

Vicente dijo...

También leí la novela-post-película de 2001. Bastante interesante. Hay pocos grandes en la ciencia ficción, donde se puede escribir cualquier basura(muchas cosas de Asimov califican acá, lamentablemente). Pero gente que pueda escribir de manera consistente, como Wells, Phillip K. Dick o Clarke son raros. Saludos.

romrod dijo...

Coincido contigo Vicente. Muy pocos autores son los que escriben de una manera consistente. El problema con Asimov me parece que tiene que ver con su gigantesca obra. Escribió demasiado sobre muy diversos tópicos. Y sinceramente mucho de lo que escribió es basura como suele ocurrir con muchos grandes escritores. Creo que lo bueno de Asimov se limita a su visión optimista reflejada en las novelas de robots y en las fundaciones. Clarke en cambio fue un visionario auténtico aun cuando sus personajes son algo flojos. Se concentraba más en la trascendencia de la historia en mi opinión.