Una de las cosas que aprendí de Jacobo Bronowski fué apreciar el valor de la disidencia como pilar fundamental del desarrollo de nuestras sociedades. Bronowski destacó en muchas de sus obras y conferencias que uno de los rasgos de los creadores, de las personas que impulsaban los cambios en nuestra sociedad bien sea a través de la ciencia, las artes o la política, ha sido siempre la disidencia. Los creadores, los revolucionarios en todos los campos de la actividad humana han sido siempre disidentes, inquisidores, personas nunca contentas con el como son las cosas. Y ese rasgo de disidentes era lo que los impulsaba a promover cambios aún conscientes de que el conocimiento y la verdad nunca son absolutos porque son imperfectos los medios de que disponemos para llegar a ellos.
Esto de la disidencia ha tomado cierto protaganismo en los últimos tiempos en nuestro país a la luz de lo que ha ocurrido políticamente. Habemos algunos que tenemos la impresión de que se prepara sistemáticamente todo un edificio legal, o aparentemente legal, para apoyar un régimen con claros visos de querer erradicar la disidencia política.
Bronowski en uno de sus escritos llamaba la atención sobre la imposibilidad de los médicos nazis de impulsar el conocimiento científico aún cuando contaban con inmensos recursos para investigar y con especímenes humanos para experimentar como nadie en la humanidad había tenido antes. Decía que justamente a estos médicos se les pedía descubrir la verdad pero se les negaban los medios para hacerlo, se les negaba disentir de las políticas llamadas oficiales. Este ejemplo de los nazis lo trae a colación Bronowski supongo que por su condición de judío polaco que perdió gran parte de su familia en Auschwitz. Pero el caso similar nuestro, guardando las distancias por supuesto de las atrocidades nazis, es el caso de los llamados opositores venezolanos.
Los opositores para mí son algo distinto a la "oposición". Los opositores son personas comunes y corrientes que simplemente practican el deporte más antiguo del venezolano que es nada mas y nada menos que hablar mal del gobierno de turno. Pero esta vez los "opositores" tienen por primera vez que cuidarse un poco más. Por ejemplo la recién aprobada reforma del código penal dice claramente que no puedes insultar al presidente de la república ni siquiera en privado porque cualquiera que te oiga puede denunciarte. Esa es la Venezuela en que nos estamos convirtiendo. UnaVenezuela donde los que están en el poder, quizá por revanchismo, odios ancestrales, o que se yo que complejos raros, se dedican sistemáticamente a crear los mecanismos para aplastar toda forma de disidencia. Vemos por ejemplo casos emblemáticos como el de Tulio Alvarez donde su crimen es defender a los jubilados de la Asamblea Nacional y solicitar una investigación contra el presidente de la Asamblea en el momento en que se dejaron de pagar unos reales a estos jubilados. Vemos casos como el de Patricia Poleo, que aunque muchas veces no comulgo con sus escritos, la acusan de haber violado el secreto sumarial por recibir y publicar un papel que hasta periodistas oficialistas del canal ocho ya tenían y habían comentado. Sabemos que hay mucha vagabunderia y muchos de los llamados "disidentes" contrarios a la revolución bonita debieran estar presos desde hace años, pero realmente creo que se están pasando.
Pero la disidencia puede no ser algo exclusivo de "opositores", también puede haber disidencia en las filas de los empleados del gobierno o de las empresas estadales. Allí vemos como puedes ser despedido por "haber firmado" o por expresar un credo político distinto al que pertenece tu jefe. En muchos departamentos gubernamentales o en compañías estadales impera el fanatismo y la práctica de la religión "de izquierda", vemos oficinas llenas de fetichistas pancartas del Ché o del líder de la revolución y donde se asiste a foros como el que acaba de terminar en Porto Alegre donde estaba prohibido hasta beber Coca Cola por ser un producto yanqui. La gente que se supone que debe promover las libertades lo hace restringiéndola. Promueven la anti-globalización sin darse cuenta de lo globalizado de sus ideas.
La democracia a mi entender es el grado en que la sociedad admite la disidencia. El grado en que toleramos a los que piensan distinto a nosotros. Es verificación y equilibrio, el "check and balance" gringo. Es que la próxima Asamblea que elegiremos este año tenga una representación real de diputados y no salga como pasó en la constituyente donde la tendencia oficialista obtuvo 60% de los votos pero el 97% de los diputados.
Disentir y dudar es el camino de la ciencia. Esto combinado con valores individuales como la honestidad y con valores colectivos como la responsabilidad social es lo que debe prevalecer en nuestra sociedad.
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