sábado, septiembre 02, 2006

La Casa Natal del Libertador

La Casa Natal

El sábado pasado en nuestro paseo por el centro de Caracas tuvimos la oportunidad de dar una vuelta por la famosa Casa Natal del Libertador. Es un sitio al que creo haber ido varias veces en mi vida, desde que era pequeño, y que considero que todo venezolano debiera conocer. No tanto por lo que hay adentro sino por el aire solemne que tiene esta antigua casona colonial. Un aire de respeto por la figura del Libertador que en verdad emociona.

La casa está entre las esquinas de Traposos y San Jacinto, a una cuadra al este de la Plaza Bolívar. Para los que no conozcan Caracas es importante que sepan que las direcciones en su casco central se dan haciendo referencias a los nombres de las esquinas en lugar de hacerlo refiriéndose a las calles. Cosas de tradición e ignoro si eso ocurre en alguna otra ciudad. El centro de Caracas es de fácil acceso, yo les recomiendo que vayan a pie usando la estación del Metro de Capitolio o la de la Hoyada. Desde cualquiera de estas dos estaciones se llega a la Casa Natal después de una corta caminata de unas cuadras.

La Casa luce por fuera una elegante fachada construida por supuesto por el gobierno venezolano. En tiempos de Bolívar el frente no era así. La calle donde está conserva su estilo adoquinado, aunque dudo también que esos adoquines sean originales. Lo que si estoy seguro es que desde que tengo memoria esa calle ha sido así empedrada como luce hoy en día.

Cuando entramos unos amables cuidadores de la Casa nos invitan a firmar el libro de visitas no sin antes advertirnos encarecidamente a que no usemos el flash de las cámaras. Esto lo repiten a cada rato y enfatizan que el flash daña las pinturas y que apenas un destello de sus intensas luces equivaldría a exponer las pinturas al sol todo un día. La gente hace caso aunque Uds. no lo crean, muchos de los que visitan la Casa llegan allí cual peregrinos a La Meca en estos tiempos bolivarianos así que ni chistan a las advertencias de los cuidadores.

La Casa por dentro está prácticamente vacía de muebles originales. Lo que se conserva original es la propia estructura de la Casa y uno que otro mueble, entre ellos una hermosa cama y algunas sillas y mesas donadas por familiares del Libertador. Pero lo que más impresiona es que está prácticamente forrada de pinturas, la mayoría de ellas de la autoría del famoso Tito Salas, otras son retratos de parientes de los Bolívar. Entre estas obras de Tito Salas impresiona el cuadro de la boda del Libertador y el requetefamoso de la Expedición de los Cayos que creo que aparece en cuanto libro de historia de Venezuela haya por ahí.

Otros tesoros ocultos que guarda la casa y que hay que descubrirlos son el patio de granados que es realmente precioso y nos recuerda a los cuentos de Bolívar niño; la pila bautismal donde bautizaron a Bolívar que está en el medio del patio interior; y un par de vitrinas que contienen objetos como un bastón de mando que perteneció a Páez, una carta firmada de puño y letra del Libertador y el libro de bautismos donde sale el acta que menciona a Simón Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios nacido el 24 de Julio de 1783.

Vale la pena visitar esta casa y complementar la visita con el Museo Bolivariano que está justo al lado y que contiene otros tesoros relacionados con la vida del Libertador, pero eso es otro cuento.


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2 comentarios:

KBULLA dijo...

Amigo ROMROD:

El adoquinado del casco central de Caracas, el cual involucra las calles que bordean la Plaza Bolìvar, la calle de la Casa Natal del Libertador, El Paseo Linares (calle paralela a la de la Casa Natal) y la propia Plaza San Jacinto con todo y su relojito de sol (seudo-réplica de la original en tiempos de la colonia) fueron ejecutados por la Gobernación de Caracas cuando Diego Arria fue gobernador. A mí me tocó transitar por esas calles cuando eran de asfalto. Y me tocó jugar pelotica de goma (metiéndose ésta más de una vez en la entrada de la casa de Los Bolívar) en la reconstruida plaza.

Por cierto que Diego Arria tuvo una grn pelea con los ediles caraqueños, pues estos se negaban a que las calles fuesen empedradas y rescatadas para uso y disfute de los caraqueños, pues alegaban estos "respetables representantes" del pueblo caraqueño, que tal medida los obligaba a dejar el carro muy lejos del Concejo Municipal, viéndose los pobres ediles en la deshonra de tener que caminar hasta su lugar de trabajo.

Y es que nuestros políticos siempre han sido unos bandidos, los cuales subsisten y la pasan de lo más bien, gracias a nuestra mala y acomodaticia memoria.

romrod dijo...

buen dato como siempre. Yo tengo recuerdos muy lejanos del centro de Caracas cuando iba con mi mamá de compras o de paseo. No recuerdo no haber visto los adoquines la verdad.

Lo que si recuerdo clarito es haber ido a ver la huella que dejó la cruz en el pavimento la noche del terremoto cuando cayó de lo alto de la fachada de la Catedral. Recuerdo imborrable del centro de Caracas. Igual que el cine Avila y el Urdaneta donde creo haber visto películas de Disney por allá en los sesenta. Otro recuerdo del centro de Caracas es la cerca de rodeaba la plaza Bolívar, me acuerdo que no dejaban entrar a la plaza si no estabas bien vestido... jeje conservadurismo criollo de la época.