Billions and billions

Hoy se cumplen diez años de su partida. Como siempre ocurre con alguien querido, una partida a destiempo, inoportuna.

Recuerdo que supe del Dr. Carl Sagan leyendo en una revista sobre el proyecto Viking. Creo que fue algo así como a mediados de 1976, cuando las famosas naves ya estaban enviando fotos desde Marte. En esa época solía comprar la revista Astronomy y la Sky and Telescope, la única fuente de información en aquellos primitivos días pre internet. Allí recuerdo haber visto un comentario de Sagan sobre la posibilidad de vida en Marte. Años después, la revista Astronomy publicaba en su portada a Carl Sagan sentado en su nave virtual con forma de semilla de diente de león dispuesto a llevarnos en un paseo por el Cosmos. No estrenaban todavía la famosa serie acá en Venezuela así que tuve que esperar todavía unos meses. Tal como todos lo suponíamos la serie fue un completo éxito. Tanto que terminé comprando el libro meses más tarde.

Carl Sagan fue un hombre excepcional. Excepcional en el sentido de su profundo humanismo y su gran amor por la vida. Y por encima de todo fue un excelente comunicador. Ya pasados los años de la excitación que produjeron los viajes a la Luna, Sagan ayudó a colocar el tema de la ciencia y la astronomía de nuevo en el tapete mundial. Y de una manera como nadie nunca lo había hecho. Cosmos, su ambicioso proyecto, lo llevó a todos los rincones del planeta para explicarnos la evolución del pensamiento científico de manera amena y entretenida. Todavía hoy a más de 25 años de estrenada la serie es motivo de admiración. Sagan fue además un escritor prolífico y nos dejó varias interesantes obras de divulgación y hasta algunas novelas, siendo la más famosa Contact, que fue llevada más tarde al cine y protagonizada por Jodie Foster.

De Carl Sagan aprendí mi profundo respeto por la vida en este planeta. De él conservo muchas frases que uso en mis clases y en mi conversación diaria. Como esa de "billions and billions" cuando se refería a lo inmenso del universo. O como cuando decía que "somos polvo de estrellas", o la "materia hecha conciencia". Y que Marte ya era "un lugar" para nosotros.

Hoy sigo lamentando su temprana muerte. Morir a los 62 años es algo temprano para nuestros tiempos. Pero su legado seguirá en nuestra generación que espero reconozca lo único que somos en este gigantesco universo, y que nuestro planeta es solo un "pale blue dot" en él.

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