La belleza de Ana María ya es legendaria entre quienes conocemos su historia. Dicen quienes la conocieron en aquellos años ya remotos, que la blancura de su piel y su suavidad eran casi irreales. Hoy apenas conocemos una parte de una historia digna de un día de San Valentín. O quizás digna de compararse con el rapto de Helena por el joven Paris que ha sido cantada por incontables siglos en todo el mundo.
Ana María muy joven, adolescente, siguió a su hermano un año mayor que ella en la aventura de hacerse gente de circo. El, delgado y atlético, se unió al circo y aprendió a hacer malabares y a caminar en la cuerda floja. Ella, joven y hermosa, me la imagino acompañando a su gallardo hermano en sus actos de pueblo en pueblo. Vida casi de gitanos a principios del siglo XX.
Durante años este episodio de la vida circense de mi abuelo y su hermana Ana María permaneció en la mente curiosa de nosotros los nietos, que recordamos el retrato borroso donde el par de artistas circenses posaba con sus mallas y aperos. Habían pasado ya muchas décadas desde aquellos años de aventuras y una historia había quedado en los recuerdos de mis tías mayores. Ellas, mis tías, contaban que su tía Ana María había sido raptada por un hombre joven y apuesto en un caballo blanco. Este caballero llegó una noche al circo y se llevó a su amada Ana María. La inocencia y el romanticismo hizo que la imaginación magnificara este remoto evento. Nosotros nietos nos imaginábamos al caballero de brillante armadura irrumpiendo en la carpa del circo con su espada e invitando a Ana María a subir al brioso corcel.
Efectivamente Ana María había huído con un enamorado suyo. La realidad no es como en los cuentos de hadas, pero seguramente esta decisión sería algo que Ana María nunca lamentaría. El amor es así a fin de cuentas, inesperado y apasionado. Y los años pasarían y vendrían hijos de esta relación. Y en algún momento Ana María llamó a sus hermanos para que la buscaran con sus hijos para así dar por terminada su aventura caballeresca. Creo que nunca sabremos que pasó realmente. Ana María con el tiempo volvió a casarse y tuvo otros hijos, criando una increíble familia llena de hombres y mujeres de bien.
Los años pasan y las aventuras de amor y pasión permanecen en nuestras historias. Y la legendaria belleza de Ana María bien pudo haber ocasionado una guerra troyana a principios del siglo XX en nuestros andes venezolanos.
4 comentarios:
Gracias por compartir esta historia.
Un fuerte abrazo!
gracias a ti por leerla... la historia parece ser más larga, pero algunos detalles como que tienden a olvidarse en el tiempo...
Estas historias fabulosas de la famiia siempre me han fascinado... De fantasía las cargaban, magia le dábamos al escucharlas y pasarán los años y así quedarán en nuestras mentes, tal cual...
saludos
de esas historias es que alimentamos el realismo mágico en que vivimos nosotros los latinoamericanos... saludos!
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