Revisando esta mañana los diferentes resúmenes del 2004 llego a la conclusión de lo realmente trágico que fué este año que terminamos de gastar ayer. Tuvimos la interminable guerra en Iraq, terribles actos terroristas como el de Madrid y el de Beslan en Ossetia del Norte, tragedias como la cantidad de huracanes que nos visitaron y casi borraron queridas islas caribeñas como Jamaica e Islas Cayman, tragedias como la del supermercado paraguayo o como la que recién nos aflige en la discoteca en Buenos Aires o este cierre de año tan oscuro producto del terrible tsunami que arrasó poblaciones enteras y dejó a unas cinco millones de personas afectadas y al mundo entero sin ganas de celebrar. En el ámbito local seguimos con un año lleno del confuso ambiente político que fué coronado por la torta del 15-A que dejó a muchos sin muchos ánimos. La torta realmente es como para no querer acordarse.
Un momento para recordar aquellos que ya no están con nosotros, un momento para evaluar nuestros fracasos y también nuestros triunfos grandes y pequeños ya que la vida sigue y la celebramos.
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