Comenzaba el tercer movimiento de la séptima de Beethoven y la violenta seguidilla de negras y corcheas de las cuerdas empezaron a retumbar en mis oidos. Seguía totalmente inmerso en la impecable ejecución de la Filarmónica de Nueva York dirigida por el insigne Leonard Bernstein.
En ese momento un furioso conductor me hacía señas con el dedo del medio y tocando su bocina con mucho más estridencia y disonancia que las notas de mi CD. Allí recobré la conciencia del pesado tráfico de un lunes en la mañana.
Qué cosas de la vida moderna, yo en un automóvil en lugar de estar sentado cómodamente en el Avery Fisher Hall.
4 comentarios:
pues si, la vida aveces es dura. :-D
Así, es la única forma de disfrutar el tráfico... y cuando te hagan la señal de costumbre, sonríe... que eso les saca mas la piedra...
Hola..
Nada como un divertido lunes a las 7 am de comienzo a clases, en plena autopista, vuelto un estacionamento, donde seguramente, la buena música te hará la estancia mas agradable.
Saludos
Nelson
perdonales señor q no saben lo q hacen =)
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