Fin de semana y el paro

El fin de semana la pasé trabajando duramente. Acabó de regresar de una reunión con mis socios revisando números y proyecciones. No se ven mal los negocios. Pero de regreso de la reunión, en medio de la llovizna que caía sobre Maracay hoy a mediodía reflexioné sobre como cambió la vida de muchos el famoso paro de finales del 2002 y comienzos del 2003. El paro que nunca existió pero que ahora es culpable de todo.

Y mi reflexión venía cuando mentalmente sacaba la cuenta de todos los compromisos que he tenido en esta semana pasada producto de hacer tres trabajos al mismo tiempo. Tres trabajos que afortunadamente me gustan en conjunto mucho más que el único que tenía antes. Pero a veces estos tres trabajos coinciden en llevarme al extremo de la presión. Tres trabajos que hago ya que como muchos, el trabajo anterior casi ni existe gracias a la debacle en Pdvsa después de la huida en masa de mis antiguos clientes. Es parte de la vida pienso. No me quejo. Nada nunca es como aquella canción de los Beatles donde el estribillo iba "...nothing is gonna change my world".

Así que si Ud. está atravesando eso que llaman la crisis de la mediana edad y quiere cambiar de ambiente, de trabajo, romper paradigmas y buscar la felicidad en serio... nada mejor que un paro petrolero. Pero no se consiga un paro de esos que no existen. Consígase un paro con golpistas, con botados de Pdvsa, con un líder que le gusten los bingos, con un pueblo que le guste jugar dominó en las colas de las estaciones de gasolina y con un presidente que le gusten las cadenas. Tendrá Ud. garantizado un cambio en su vida. Hasta puede que le vaya mejor en el amor... quien quita.