Ya sabemos los resultados del referendo de hoy. La opción del Si, la que apoya el proyecto chavista, obtuvo el 54,36%, de acuerdo al primer boletín emitido por el CNE. Los resultados están claros y a la vista, nada de fraude y además ya la oposición había dicho que iba a aceptar cualquier resultado.
¿Una jornada democrática? Bueno, no tanto. La oposición nunca tuvo chance, simplemente sufrió el ventajismo oficialista al extremo y además la agarraron sin argumentos y sin plata. Es como cuando en el ajedrez se pierde la iniciativa, la ofensiva. Eso pasó. Chávez muy hábilmente apostó al referendo, invirtió cuantiosos recursos, torció las leyes presionando al TSJ y ganó.
El referendo que hoy acaba de ganar Chávez es a todas luces inconstitucional. Nada más hay que leer la letra de la Constitución Bolivariana y lo que sentenció la sala constitucional del TSJ para darse cuenta. Pero eso no le importa al ciudadano común y corriente que apoya al chavismo. Lo que le han vendido es que el gran caudillo es imprescindible para la profundización del proyecto socialista bolivariano. Sin Chávez al parecer nada es posible, él es pieza clave si se quiere la estabilidad que va a lograr imponer el socialismo feliz que Chávez nos repite a cada rato.
Además el ciudadano común y corriente, cualquiera de esos seis millones que votaron hoy por la opción del Si, tomó esta decisión basándose en su experiencia personal. Y es que todos a la hora de votar, a la hora de tomar cualquier decisión, vamos a la muy egoísta pregunta de qué es lo que hay allí para mí. Y si es positivo el balance pues votamos a favor. Simple. Y para esas seis millones de personas es positivo el balance de esta revolución, no hay duda. Lo que le preocupa a los otros cinco millones de personas pues no les preocupa a estos seis millones. Así de divididos estamos. Seis millones de personas han sido de alguna manera tocados por las políticas de esta revolución, bien sea a través de alguna misión, de algún empleo, de algún negocio, o simplemente porque parece que las acciones del gobierno concuerdan con sus propios ideales. Ganancia personal, por eso se vota.
Pero para el otro tolete de nuestra sociedad algo no cuadra. Algún percance hemos tenido, algún episodio que nos disgusta, algún choque con la manera de ver al mundo. Y ese choque hace que la balanza se incline hacia el rechazo del proyecto.
Así que es democracia, pero radical. No parece haber un proyecto común, un común denominador. Gentes muy divididas, aun cuando vivimos codo a codo.
Yo sinceramente espero que Chávez, y nuestra gente, nosotros, todos nosotros, nos demos cuenta que no tenemos un liderazgo que hable en nombre de nuestros principios comunes. Que hable de una sociedad posible sin diferencias y sin odios. Donde todos cabemos. Hoy no creo que tengamos ese liderazgo. Al contrario, en este acto que parece sacado de una maquiavélica estrategia política, le hemos entregado a un ya muy poderoso hombre la posibilidad de no tener límites para poder postularse como candidato. Hemos eliminado uno de los límites más importantes que hay que imponerles a los gobernantes. Hemos eliminado la alternabilidad que garantiza al pueblo que el mandatario no se engolosine en el poder, no lo acumule de manera grosera y lo pueda utilizar en su provecho. ¿Hemos ampliado los derechos del pueblo como decía la muy mal redactada pregunta del CNE? Pues no, todo lo contrario.
Y esto es porque creo que lo muy malo de los sistemas socialistas, y en particular este sistema chavista, es que se exalta exageradamente el papel del Estado sobre los individuos. Cada día el Estado es más y más poderoso y usurpa funciones que debieran estar en manos de los individuos de la sociedad haciendo intercambios libres. En todo quiere meter la nariz el Estado y ahora le quitamos uno de los límites que nos garantizaba la misma Constitución Bolivariana que el mismo Chávez propuso. ¿Y significa esto que apoyo los injustos esquemas capitalistas donde la explotación del obrero es el mecanismo principal de enriquecimiento de unos pocos? Pues no. No lo apoyo, creo en la socialización del capital, en igualar las condiciones con las que todos participamos en la economía para impedir desigualdades. Los individuos deben tener la libertad de ganarse la vida interrelacionándose libremente con quienes deseen siempre y cuando estas relaciones sean sin coacción y que no generen vicios como la explotación.
Pasará el tiempo y ya veremos si lo de hoy realmente ayudará a consolidar una verdadera revolución donde hagamos de este país un lugar más vivible. Los que apostaron al Si hoy están seguros de ello. Los que votamos por el No lo dudamos. Unos creemos que hace falta Chávez para consolidar el país justo que queremos, otros pensamos que él no está a la altura del compromiso y es solo un militar muy ambicioso.
Quedan otras luchas más adelante. Por ahora creo que todos debemos concentrarnos en seguir luchando por un país mejor, cada quien en su medio. No nos queda otra.